Ganaderos y agricultores frente al COVID-19

La crisis sanitaria del coronavirus está afectando en perdidas de hasta el 40% al mundo del campo, aunque siguen trabajando. La propagación del coronavirus está teniendo como consecuencia que agricultores y ganaderos tengan serias dificultades para sacar adelantes sus explotaciones. El campo pide auxilio.

 

Este sector tan esencial para la alimentación de todos los españoles tampoco se está librando de los efectos de esta crisis. No hay mano de obra y, además, los productos de temporada han dejado de ser demandados por los consumidores, que prefieren alimentos más duraderos para el confinamiento en el hogar.

El problema de ambas actividades estaba al límite antes de la llegada de la crisis sanitaria. Las manifestaciones de los agricultores, desde principios de enero, daban señales de ello. Su objetivo era conseguir unos precios justos donde pudieran reportar los beneficios suficientes para hacer frente a los gastos de sus explotaciones.

 

Al contrario de lo que cabría esperar, la crisis del COVID-19 ha repercutido de forma negativa en el campo y, sobre todo, en el sector ganadero. Antes del estado de alarma, el cordero de 25 kilogramos "llegó casi a los 80 euros sin IVA" mientras que ahora hay una variación de precios muy dispar, llegando a venderse el mismo producto "a menos de 50 euros”. 

La crisis del coronavirus ha reafirmado lo importante que es la labor de ganaderos y agricultores, y su gran responsabilidad con los ciudadanos. Los supermercados siguen abastecidos porque este sector no deja de producir para cubrir las necesidades vitales de todos.

Ahora es cuando los ciudadanos quieren comprar alimentos y no tecnología. Todos hemos comprendido lo que de verdad es esencial, pero ellos a cambio sólo piden precios justos por su trabajo. Debemos saber que, si ellos paran, se para el mundo.