El esquilado: tradición en el presente

Realizado desde la aparición de la ganadería, el esquilado ha sido y sigue siendo una actividad trascendental en el desarrollo de la sociedad. Por eso te invitamos a que continúes leyendo y conozcas un poco más sobre esta actividad milenaria. 

Se dice que “del cerdo hasta los andares”, pero las ovejas tampoco se quedan en absoluto cortas en este sentido. Y es que, de estos animales, además de carne y leche, también obtenemos lana mediante el esquilado. Este proceso consiste en el corte del pelaje que cubre a la oveja. Se trata de una actividad cuya finalidad no es solo la obtención del tejido. También sirve para que el animal evite acalorarse en periodos estivales y le previene de contraer enfermedades. Hay que recalcar que es un proceso que no causa daño ninguno al animal (siempre y cuando lo realice un esquilador profesional), al contrario. Como acabamos de ver, es incluso beneficioso para su salud y bienestar.

 

Fuente: curiosfera.com

En el pasado, el esquilado se hacía de manera artesanal, utilizando utensilios tales como tijeras especiales. En la actualidad, al igual que otras actividades del sector, esto se ha mecanizado mediante el uso de maquinillas eléctricas especiales para el esquilado de la oveja. Sin embargo, todavía hay quien, a día de hoy, lo sigue haciendo manual. Esto se debe a que, pese a hacer el proceso mucho más lento, permite mantener el cuero y la capa de grasa natural situada en la piel del animal. Podrás encontrar nuestras maquinillas eléctricas y tijeras pinchando AQUÍ.

Una vez finalizado el proceso, un profesional se encarga de recoger toda la lana y trabajarla para eliminar los residuos, la piel muerta y la suciedad que pueda quedar en las piezas.

Milenario y necesario, el esquilado supone todo un arte del mundo rural el cual es necesario preservar.